sábado, 25 de mayo de 2019



UNA EUROPA



De raíles oxidados –fuera de uso-

               Trazos infinitos
                          Ocres sobre verdes.
De máquinas sin trabajo ocupando la caseta del perro
              Hay que ahuyentar a los posibles ladrones y a los transeúntes imposibles
              Sus ladridos monocordes, acompasadamente metálicos, remueven el aire.
De viejos barbudos suicidados en el río
             Gabardinas raídas, gris furtivo, pantalones sujetos con pita.
De lluvias esclavas.
De compra-venta de canciones deshilachadas
            Ojos velados que andan trabajosamente entre los adoquines.
            Piedra. Gárgolas y canalones de cinc.
De jóvenes poetas ahorcados en fila, frutos únicos a la orilla de los caminos
           Papel emborronado. Cometa inquieto
           que vuela desesperadamente anclado a un sucio calzado de lona rojiblanco.
De nieve que funde y resbala por las pálidas pendientes de tus muslos brillantes.
           Historias jamás contada. ¿Y vividas?
De muros desnudos, pintados con los colores de los sueños y la geometría del miedo
De miedo e inflexibilidad.
De impotencia y asco, deseo y vergüenza. Impasibilidad y, por fin, quietud.
De gitanillos cara manchada y sus juegos y carreras.
           Sabuesos de amputado rabo.
           Extrarradios sin fin.
De desconocimientos ensalzados y santificados, presumiblemente a perpetuidad.
De cruces agujereadas en su centro.
           Imágenes impías
           Bajorrelieves que sobresalen de las aceras y paseos dificultando las andaduras
De botes de conserva; oxidados y sin etiqueta
          Orden inmaculado.
          Hay que romper los crisoles de silencio en que se han fundido las calles entre doce y
          dos.
          Férreas soldaduras que atenazan los dientes.
De suaves pero crueles toques de queda que se enseñorean de tu ser
         Flores marchitas ya en primavera.
De sueños mordisqueados con temor y nunca bien digeridos.
         Escupimos al menor asomo de alarma
De cansancio.
De explosión. Lo más íntimo de tu corazón arrojado de pronto al espacio infinito.
        La madre que va de compras con su cesta pegajosa de telaraña, tejido con nudos
                         Marineros. Complicados y hermosos.
        Quizás nos lleve-encierre a todos dentro para acompañarnos a ver la luz.
                         (Un poco cada día).
De asesinos encumbrados.
        Queremos odiar un poco mas que el año pasado cuando creímos envejecer.
        No nos dejaron. Sólo querían muertos.
De despachos roñosos y lámparas de pie deslumbrantes.
        No sabía que hacer pero tengo que ganarme el pan.
        Eso dicen todos antes y después. No los disculpes ni intentes comprenderlos.
        Los trabajos inútiles fatigan demasiado.
De caminos escritos con sangre.
       Dolor de la incomprensión.
       Alegría y orgullo de un silencio heroico cantado a voces.
De abandono.
De despertar
De jóvenes vírgenes embalsamadas
Solitarias una al lado de la otra y ordenadas en sus estanterías infinitas.
En sus catacumbas interminables.
De poesia aniquilada.
Los artistas son crucificados sobre las mesas de los despachos de la Caja de Ahorros
Mientras, se funde un dulce monigote de nieve bajo la sombra de las dunas que avanzan a la velocidad de la luz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario