martes, 4 de junio de 2019



UNA CANCION


Los rodillos de acero brillante
            y la cinta azul se han coloreado
                        en opaco rojo esta tarde.

La sangre mezclada con grasa de los engranajes
                        se coagulaba ràpidamente.

En el suelo, pedazos de hombre, y en el aire
            un grito bailando a ritmo de las cadencias de trabajo
                        ahogado, dolorido, escondido.

Este es un buen tema para intentar
            escribir una canción, pero…

Un niño cayó de un tercero, tercera hora
moreno él, gitano vagabundo de barrio húmedo,
enfermizo él, cuentas de hueso en la piel escritas.

Las instrucciones precisas fueron esculpidas cuidadosamente
                        en una pantalla de cristal.

Blanco y negro para el gitano
color en barrio alto para ensuciar una canción.

Yo lo siento, chica, si estás cansada
                                   y nada te importa
ni esto, ni lo otro, ni lo de más allá
con tu sobredosis de algodón llenándote las respingosas narices
                        desnuda bajo tu mortaja blanca
                                   y un ramillete de siemprevivas
anaranjadas coronándote los senos.

Puesto que no me escuchas te diré que la canción
                        era bastante inútil
y quizás asesine mi guitarra vistiéndola con la camisa de fuerza dorada
que guardo solo para las grandes ocasiones.

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